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Ejercicios de los tres finalistas de la II Olimpiada Filosófica de Canarias en la modalidad de Dilema moral



Joel Pérez Martín


1ª)
 

El dilema en sí nos plantea dos opciones principales, las cuales son:


1. Denunciar o reportar lo que está haciendo este político (es decir, viajes de ocio con dinero público) tanto a personas implicadas con el político (tales como personas que trabajan con él día a día,) o a entidades mayores, como el Tribunal de Justicia.


2. Continuar trabajando normalmente en su Secretaría, sin nombrar ni denunciar nada.


El dilema también nos podría plantear otras opciones más hipotéticas:


3. En vez de denunciarle, hablar y comentar con este político acerca de lo que está haciendo, tratando de convencerle de que pare de realizar estos viajes.


4. Parar de organizarle estos viajes de ocio como forma de llamar su atención para que no continúe con dichos viajes.


2ª)
 

1. Los argumentos a favor que encuentro acerca de esta opción son varios: si denuncio lo que este político está haciendo, mis valores y mis principios no serían ignorados. Es decir, estaría haciendo lo que creo correcto, lo que mis ideales me dictan a hacer, pues mi conciencia no me permite estar conforme con que un político esté gastando el dinero público en viajes para su propia diversión. Otro argumento a favor es que la población estaría de acuerdo conmigo en su mayoría, pues no es plausible que el dinero público, que es necesario para que sean costeadas cosas de mayor valor para la población, sea malgastado en los viajes de este político.


2. Los argumentos a favor de esta opción serían: continuaría en mi puesto de trabajo fijo, en el que cobro un sueldo y tengo mis derechos como trabajador, evitando que me despidiesen.


3. Los argumentos a favor de esta opción son: es posible que este político cambie de ideales al convencerle de que lo que está haciendo está mal, ante un posible miedo por parte de él de que si estos viajes salen a la luz, su reputación y su honor se perderían. Quizás añadiendo ayuda externa, como sus familiares o trabajadores, se le haría cambiar su mentalidad.


4. Los argumentos a favor de esta opción considero que son: al parar de organizar sus viajes estaría realizando una especie de huelga o manifestación acerca del rechazo que sentiría al conocer sus viajes de ocio, lo que podría motivarle a parar de hacerlos.


3ª)
 

En este dilema se plantean claramente los dos valores de legalidad y legitimidad. Esto se hace ver cuando se confrontan estos dos valores, que la legitimidad nos hace pensar, nos hace expresar, que da igual lo amparado que estén por la ley estos viajes, están realizados con “nuestro dinero”, el dinero público. Nuestra conciencia nos dicta a decir que estos viajes no deben ser realizados. Sin embargo, aquí es donde confrontan estos valores. Estos viajes, por mucho rechazo que tengamos hacia ellos al estar hechos y organizados con dinero público, no pueden estar condenados por ley. La normativa implica que estés obligado a dar cuenta o justificar exhaustivamente los viajes que realicemos. Esto implica además que cualquiera que disponga de un cargo con acceso al dinero público pueda usarlo para su propia disposición. Esto hace que los políticos se corrompan y accedan a este dinero para su propio beneficio, pues la ley les protege.


4ª)
 

Para solucionar este dilema, debemos de verlo desde varios puntos:


—Tu conciencia. Está claro que dependiendo de tus ideales, conocimientos y pensamientos, es decir, de tu moral y de tu ética, reaccionarás y actuarás de una manera o de otra. Esto es un punto a tener en cuenta, pues todos tenemos distintos pensamientos, y lo que a uno le parece mal a otro le puede parecer bien. Y es perfectamente lógico, pues no tienes por qué tener los mismos ideales que yo, o que cualquier otra persona. Esto, como ya he dicho,  tiene mucho que ver.


—Tu situación económica también entra en juego. Si tú descubres los trapicheos que tiene este político entre manos, lo más seguro es que éste te despida para evitar que su “juego” salga al descubierto. Y aquí está el problema. Quizás sólo tengas que preocuparte por ti en cuanto al dinero, pero también quizá puede que tengas familiares, hijos o cualquier pariente o amigo que dependa en parte de ti. Esto afecta al criterio a la hora de decidir. Si puedes permitirte que te despidan, es decir, que seas capaz de vivir sin ese trabajo, perfectamente podrás exponer tus valores y decidir de acuerdo a esto. Sin embargo, si tienes que mantener a  personas, o una familia, va a ser complicado que seas capaz de perder un puesto de trabajo fijo con todos sus beneficios, y mantenerte a flote y, aún más en la situación actual de crisis en la que nos encontramos.


—La manera en que esto afectará al resto de personas es otro punto a tener en cuenta. No sólo hablamos de ti o de mí, sino también de todo el conjunto de personas que se ven involucradas en esto. ¿Si sacásemos a la luz los trapicheos de este político cómo afectaría a los demás? Por lo pronto, protestas. Habrá muchas protestas acerca de lo que este hombre ha hecho y, ojo, esto no es malo, ni mucho menos, simplemente hay que tener en cuenta todo lo que esto conllevaría. Si, en cambio, decides no revelar nada, estarás expuesto a ser “el objetivo” de las críticas de muchas personas, puesto que lo has encubierto.


—La opinión que las demás personas tienen sobre nosotros es muy importante para el ser humano. Saber lo que opinan de ti los demás es como mirarse en un espejo, buscando nuestros defectos y aptitudes, sin tener una opinión unitaria. Sin embargo, creo que la opinión que tendrían acerca de mí es bastante clara: no considerarían bueno, en el caso de no haber denunciado al político, que le hayas encubierto. Esto acabaría en muchas críticas que podrían afectar muy fuertemente a tu persona. Así que es otro añadido más a la hora de decidir.


Mi opinión acerca de este tema es que es algo “contagioso”. Cada vez más en nuestro país se descubren casos de corrupción, y esto no es otra cosa, sino eso: corrupción. Pero, ¿qué podría hacer yo para evitar esto? Ahí está la cuestión. Si decido solamente quedarme quieto con los ojos cerrados, y no mirar lo que pasa, por miedo, es imposible que logremos acabar con este tema. Por ello, debo denunciarlo. Anunciar qué es lo que pasa, hacer saber a los medios y a los demás qué sucede y buscar ayuda para acabar con ello. De esta manera, mi solución al dilema es denunciar lo que este político hace. Denunciar que se costea viajes personales de ocio con dinero público. Sacar todo a la luz, aun a riesgo de todas las consecuencias que esto conlleva. Luchar, con abogados y leyes, con personas conocedoras del derecho y la abogacía, y buscar las pruebas que consigan hacer pagar a este político por lo que ha hecho. 


“Pero, ¿qué más da que este político haga esto? Total, con tantos que lo hacen ya no hay diferencia”. Ésta podría ser la opinión de cualquier persona de la calle. Para mí, se equivocaría con creces. Si ya no le damos importancia a que esto continúe por la cantidad de personas que lo hacen, ¿cómo lo van a parar? Si no paramos esto, poco a poco, persona a persona, no lograremos nunca nada. Es imposible que consigamos hacer algo grande sin antes empezar por lo pequeño.


En definitiva, y como ya he dicho, mi opción es la 1. No creo que mis ideales puedan ser silenciados por miedo a un despido. Es más, la posibilidad de esto haría incentivar más mis criterios.




Michelle Brito Rodríguez


1ª)


A. Ignorarlo y continuar trabajando.


B. Tomar cartas en el asunto (denunciar el caso).


C. Hablar con el político sobre las cuestiones éticas que plantea su manera de actuar y pedirle que deje de hacer dichos viajes.


D. Denunciar el asunto y presentar documentación suficiente para cambiar ciertas normativas del congreso.


2ª)


A. -Conservo mi puesto de trabajo, lo cual me lleva a tener una economía estable.


     -Mantengo la relación con el político al que tanto admiro.


     -Tras saber dicho asunto, puedo hablar con él y pedirle algunos beneficios por mi silencio.



B. -Actúo de una manera justa y moral.


     -Pongo fin a un caso de corrupción.


    -Estoy actuando de una manera ejemplar para otros empleados que tengan la misma situación.



C. -Hacerle entrar en razón y parar sus acciones.


     -Fortalecer nuestro lazo de amistad.


    -Cambiar la violencia que llevaría hacer un juicio con alguien tan conocido para mí por el diálogo.



D. -Solucionar el problema de raíz.


     -Conseguir cambiar la ley o normativa del congreso, algo fundamental para que no vuelvan a surgir este tipo de casos.


     -Según mi forma de actuar, que sería la más justa y humana incluso hacia el político, hacerle ver cómo está actuando; es decir, concienciarle.


3ª)


En este dilema vemos claramente enfrentados los valores de legalidad y legitimidad.


Por una parte, es legal que se paguen todos los viajes que realiza un político y que son costeados por el congreso de los diputados, sin pedir explicación alguna. Por otro lado, no es legítimo, ya que se trata de dinero que debería de destinar a sus asuntos políticos, temas que deberían incluso ser beneficiados por la ciudadanía y no robados.


Entre estos valores enfrentados, también veo el egoísmo y la avaricia de querer más aún con todo lo que pueda tener una persona con un buen trabajo como es el de político.


4ª)


A mi modo de ver, escogería la opción D. Esta opción que planteo de denunciar el caso y además intentar hacer posible la desaparición de una de las leyes del congreso, como puede ser dar dinero a los políticos y que ellos no den la información de su utilidad, es la que más ética y justa me parece. No escogería la opción A, ya que eso significa que personas con suficientes recursos para vivir, además estén robando para seguir teniendo y acumulando aún más dinero, mientras que hay gente que le falta incluso la comida y  el hogar, derechos básicos, los cuales deberían estar siempre cubiertos. Y no sólo esto, que ya es suficiente, sino que actuando de esta manera estamos dando libertad a que las  personas con más recursos puedan hacer, deshacer lo que quieran mientras le dan otra cara al pueblo, a los ciudadanos.


Es, en resumen, como si las “grandes esferas” nos manipulasen y no tomásemos cartas en el asunto. Aquí entra la “democracia”, que significa poder del pueblo y muchas personas han luchado para que la gente común podamos tener voz y voto.


No escogería la opción B, ya que, aunque me parece parcialmente correcta, puedo ver cómo no estoy resolviendo el problema de raíz. Porque, por un lado, detendremos este caso, pero ¿y los otros? ¿Creo realmente que por actuar de esa manera no van a seguir siendo personas con ese mismo pensamiento egoísta?


Tendemos a confiar simplemente en la justicia de un juez o un abogado cuando surge un conflicto y a no fijarnos en cómo actuamos nosotros cada día. Podemos denunciar todo lo que queramos, que si en nuestra postura diaria, no hay gesto de respeto y gratitud hacia los demás, van a seguir surgiendo diferencias, las cuales no serían un problema si los enfrentáramos de una manera más humana. Ver al otro como un espejo de lo que soy, y no un enemigo.


No escogería la opción C, ya que aunque la considero bastante útil debido a que creo realmente que el diálogo mueve a las personas tampoco resuelvo todo. Porque puede ocurrir que mis palabras hacia esa persona no sean suficientemente buenas como para que lo vea desde mi punto de vista. Pero esto depende de mí. 


Además, estoy resolviendo este asunto, pero no ayudando directamente a que otras personas en mi situación lo hagan igual que yo, por razones obvias: 1) No todo el mundo escogería esta opción, porque no tienen, por ejemplo, esperanzas para que alguien cambie con un simple diálogo; 2) no todo el mundo soporta la presión de ser cómplice de este caso de corrupción, además de ir, seguramente, (como en mi opinión) en contra de mis principios.


Por ello, escojo la opción D: denunciar este asunto, ya que debido a su manera de actuar, no es justo que mantenga en silencio tal caso de corrupción, que las personas y la gente común deben saber, ya que es un político y como tal puede incluso estar en el cargo de controlar muchos asuntos del país. Además de que la persona para quien trabaje debe estar al tanto de qué tipo de persona quiere en ese puesto de trabajo. Y aunque, desde mi modo de ver, que entre en la cárcel y pase allí su castigo no es la mejor manera de hacer consciente a una persona de cuáles son sus errores, porque son esos y como puede asegurarse de no volverlo a repetir, sí que creo que debe pagar de alguna manera sus acciones, siempre y cuando, éstas no incumplan ninguno de los derechos humanos. Además, esta opción plantea la manera de acabar con uno de los derechos de la normativa: que los políticos utilicen dinero y no justifiquen su uso, a sabiendas de que procede de los ciudadanos y sus impuestos.


Me gustaría incluso plantear la manera en que yo, siendo alguien conocida para él, y quizás hipotética amiga, pudiera hacerle consciente de lo que hacía, y a visitándole con frecuencia, hacer que surja una confianza y un verdadero diálogo que le haga ver sus errores y a la vez su capacidad para comenzar de nuevo. De esta manera, estamos viendo que además de hacer lo justo y moralmente ético, estamos creando valor en todos los aspectos de nuestra vida, desde la gente común hasta el mismo político corrupto. Y es que al final, todos los dilemas se suelen reducir a la pregunta de: ¿Estamos respetando en esta situación la dignidad de la vida? ¿Sí o no?


En una democracia, los políticos están para ayudar al pueblo y no someterlo. Tenemos que ser conscientes de quiénes somos y cómo nos comportamos, además de saber cuál es nuestra determinación.


No es la política lo que debe renovarse, tampoco la educación ni ningún otro derecho público. Son los valores de las personas, los principios que cada uno tiene en el corazón.




Duarte de Vera Santana


· En primer lugar, nos disponemos a formular detenidamente las diferentes opciones con las que podría contar el protagonista de este dilema moral. A simple vista podemos diferenciar las llamadas opciones principales o generales, que son el hecho de rechazar y denunciar de alguna manera las irregularidades del jefe, o bien el hecho de no llevar a cabo ninguna acción al respecto. Pero si nos paramos a pensar más detenidamente, podemos enumerar varias opciones diversas como las siguientes:


Una primera acción importante podría ser el expresarle la situación a terceras personas de confianza. Por ejemplo, compañeros de trabajo, políticos del mismo rango, etc.


Otra opción posible es hablar directamente con nuestro jefe para hacerle entender que debe realizar su trabajo correctamente, o bien para chantajearlo con publicar sus actividades fraudulentas ante la población. De esta forma, nuestro protagonista podría obtener beneficios tales como dinero, ascensos, etc. Además, podemos barajar también la posibilidad de ignorar el tema por completo, ya que no nos afecta personalmente, o simplemente confiar en que la ley nos ampara dichos viajes de alguna manera.


Por último, podría llevar a cabo una opción arriesgada e imprevisible que consistiría en lo siguiente. Por todos es sabido que para que un político no hay nada más importante que la imagen pública y el respeto, por tanto utilizando esto como baza, podríamos vender el titular de las actividades sospechosas de nuestro jefe a algún contrincante político, o incluso a la prensa. Esta información sería utilizada como arma contra nuestro jefe y nosotros podríamos beneficiarnos personalmente con dinero o empleo.


Además de la lista anterior, es importante no olvidar la posibilidad de denunciar estos viajes a la autoridad competente en el caso. Para lo que deberíamos reunir las pruebas suficientes como por ejemplo documentos, billetes utilizados, recibos, fotos, etc.


· Tras haber planteado la anterior lista de opciones, nos disponemos a argumentar los aspectos positivos que implican las diferentes resoluciones:



—Argumentos a favor de exponer la situación a compañeros de trabajo o terceras personas:


-Posibilidad de encontrar nuevas y diferentes opciones en las que no habíamos reparado.


-Poder comparar opciones y mentalidades.


-Recibir en todo momento la ayuda y el consejo de personas entendidas.


-Poder escuchar experiencias similares o parecidas y sus posteriores consecuencias.


-Tener la posibilidad de actuar en grupo recibiendo el apoyo de tus compañeros de trabajo y profesión.




—Argumentos a favor de intentar hacer rectificar a nuestro jefe hablando con él:


-Aclarar qué es lo que está ocurriendo en esos viajes y por qué ocurre.


-Dar la posibilidad a nuestro superior de defenderse y argumentar su actitud.


-Permitir que una persona que se equivoca, rectifique y cambie sus actos.


-Obtener seguridad al observar su reacción para decidir qué debemos hacer.




—Argumentos a favor de chantajear a nuestro jefe:


-Obtener beneficios personales (económicos, ascensos, coches de empresa, etc.)


-Obtener un falso sentimiento de superioridad personal al oprimir a otra persona que está por encima de ti.


-Poseer un puesto de trabajo seguro.


-Disfrutar de ventajas como, por ejemplo, vacaciones extra, horarios cómodos, etc.




—Argumentos a favor de ignorar el asunto:


-Evitar tener que tomar una decisión.


-Evitar problemas laborales y personales.


-Conservar el puesto de trabajo.


-Evitar producir problemas a un hombre.




—Argumentos a favor de vender la noticia a otro partido político o a la prensa:


-Obtención de fama popular.


-Beneficios económicos.


-Posibilidad de conseguir un empleo en otro partido.


-Llegar a optar a cargos más importantes en el futuro.




—Argumentos a favor de denunciar los hechos a la autoridad correspondiente:


-Defender la justicia.


-No tomar opciones turbias que pueden acarrear problemas.


-Sentimiento de satisfacción personal por hacer lo correcto.


-Defender el bienestar público de las personas que depositan su dinero en el estado.



· A continuación vamos a señalar los diferentes valores que entran en juego en este dilema moral. En mi opinión, podemos diferenciar los valores que implican la búsqueda de cualquier tipo de beneficio personal. De esta forma estos valores se esconden detrás de todas aquellas decisiones que reflejan en algún momento la obtención de beneficio, sin importar el carácter positivo o negativo de dicha opción. Estos valores son muy habituales en la sociedad actual, consumista, materialista, hipócrita, etc. Dichos valores son los siguientes: avaricia, codicia, materialismo, egoísmo, individualismo, etc.


Por otra parte, podemos encontrar un segundo grupo de valores que no buscan el beneficio, sino que van más allá. Estos valores se basan en la búsqueda de la satisfacción personal a través de llevar a cabo las acciones correctas. De esta forma, estos valores buscan el bien común y personal, las buenas acciones y la aplicación de la justicia. Estos valores podrían ser: honestidad, justicia, búsqueda del bienestar común, búsqueda de lo correcto, actuar conforma al bien, no buscar recompensas. Es triste decirlo, pero actualmente estamos perdiendo estos valores positivos en nuestra sociedad, cada vez queda menos gente justa que se encarga de hacer lo correcto, y podemos predecir con bastante seguridad que cuando estos valores desaparezcan por completo, el ser humano lo hará también.



· Tras haber analizado detenidamente todos los valores que se esconden tras las opciones que posee este dilema moral, nos disponemos a resolverlo argumentando la opción más apropiada.


Tengo claro que si nos encontráramos ante una situación semejante, tomaríamos la opción de denunciar los hechos a la autoridad competente. De esta forma, se podría hacer justicia, o simplemente no conseguir nada, pero no tomamos esta decisión por las consecuencias que pudiera traer, sino por el hecho de valorar la acción en sí. Sí, con esto nos referimos a que nuestro superior se libre de cualquier acusación y quede amparado por la ley. También sabemos que cuando esto ocurra perderemos nuestro empleo y numerosas posibilidades de crecer en este ámbito laboral. Pero, ¿qué sería de nosotros si no hiciéramos lo correcto? Nos pasamos la vida actuando y enfocando nuestras decisiones hacia la obtención de beneficios personales. Pensamos en el dinero, en la imagen, en el respeto… y de forma patética perdemos totalmente nuestra identidad personal. Por eso creo que aún teniendo pocas posibilidades de éxito, debemos realizar lo correcto y justo, porque estos valores están, o deberían estar, muy por encima de los bienes materiales. Para concluir quiero citar una frase que mi abuelo me relató hace años, sentados en el salón me dijo:


—“Puedes conseguir todo el dinero que quieras, tener un empleo de ensueño y conducir coches de lujo. Pero si no realizas lo correcto y ayudas a los demás, habrás desperdiciado tu vida”. Y en este caso, se debe hacer lo correcto.

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